Por
qué escribo
Para deshacerme de ciertas obsesiones y sentimientos
opresivos.
Para tratar de dar forma y comprender mejor ideas e intuiciones
que me pasan por la cabeza.
Para contar algo que merece ser contado.
Para crear, sin otro recurso que las palabras, algo
que sea bello y duradero.
Por una necesidad humana de ser reconocido,
apreciado admirado y
---tal vez--- amado (como diría mi amigo Alfredo Bryce
Echenique)
Porque me divierte.
Porque es un lo único que sé hacer más o menos bien.
Porque me libera de un cierto sentimiento de culpa
inexplicable.
Porque me he acostumbrado a hacerlo y porque es para
mí, más que un rutina un vicio.
Para que mi experiencia de la vida así sea pequeña,
no sea perdida.
Porque el hecho de estar solo frente a mi máquina de
escribir y al papel en blanco me da la ilusión de ser absolutamente libre y
poderoso.
Para continuar existiendo después de muerto, ya sea
sobre la forma de un libro, como de una voz que alguien se dé el trabajo de
escuchar.
En cada lector futuro, el escritor renace.
Julio Ramón Ribeyro.
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