Era jueves, me sentía con ganas de relajarme un poco, tal vez
buscar la sombra de un árbol hubiera sido lo más adecuado, pero hace poco descubrí por intermedio
de unos colegas viajeros, un sitio donde se puede estar a solas leyendo o fumando
el humo de la libertad, sin que los ojos de algún sapo transeúnte te juzgue por
la manera como vistes o hablas o piensas. Tirado en ese gras, sin calzado, me
dispuse a escribir muchas cosas que se venían a la cabeza ideas muy desordenadas
que se me mezclaban entre la razón y el
olvido. Esperaba a una amiga que no veía desde hace mucho, había mucho de qué
hablar y reír. La conozco desde hace mucho
y el solo hecho de tenerla a mi costado contándome en lo que esta, me
hace pensar que este mundo no esta horrible como se piensa, en algo que si concluyo
es que las amistades femeninas calman todo locura desequilibrante del hombre.
Por el solo hecho de conservar con ella me hace fuerte todavía. Recuerdo que
hablamos de varios temas, intercambiar ideas con ella es siempre agradable pues
podemos hablar de todo y reírnos, pues al final la vida es un chiste contado a
medias. Luego de estar sentados en la banca de un parque charlando. Veo el
reloj de mi teléfono y veo que todavía es temprano, tenía una reunión en Miraflores, y hasta ese entonces había olvidado
hacer algo importante en otro lugar. En el estado que me encontraba, ya nada
importaba.
Solo vivir, el caer de la noche, Entonces me dispuse a ir aquel
lugar donde aquellos músicos de la calle
nos enseñan a través de sus instrumentos que la vida no acaba cuando se oculta el sol, los instrumentos
dan inicio de una hermosa velada que se repite todas las noches en aquel lugar
del parque de Barranco. Los músicos que se reúnen, ahí normalmente, son extranjeros,
viajeros y también esta nuestros compatriotas, jóvenes que quieren aprender a
tocar instrumentos y deciden practicar
lo que saben en público. Aquella tarde noche, me toco escuchar una bella introducción
de Beirut , banda que no le di mucha bola , hasta que conocí a una amiga que
quiero y admiro mucho “Pao” , una amiga llena de talento , ella me enseño
aquella música que desconocía. La música empieza sonar, la guitarra ejecuta sus
primeros acordes y el bandoneón lo acompaña y una charango se escucha del otro lado,
dando inicio a una hermosa melodía que ahora intento buscar, pues fue lo mejor
que oí en aquel momento. De pronto los espectadores y transeúntes son tocados
por esa hada musical que todavía tiene el poder de encantar aquellos oídos cansados
del ruidismo urbano de una ciudad.
De pronto la música llega su fin y los
merecidos aplausos no se hacen esperar. Lanzo una pregunta, para decirles a los
chicos si lo que tocaron era suyo y ellos me respondieron: Beirut. – Muy bueno-
respondí – De pronto unos tipos se acercaron unos de ellos llevaba una chaleco
que decia fiscalización el otro era un serenazgo motorizado , empezaron a
intervenir a los chicos , diciéndoles que estaba prohibido hacer “bulla” en la vía publica , fue lo más
salvaje y abusivo que vi , el abuso de autoridad , el exceso de esa gente , de
aquellas autoridades que defienden un municipio , actuaron como si esas
personas tuvieran alguna arma , o algo que dañase la tranquilidad de ese
momento , solo tenía “una guitarra y un bandoneón” , ellos sin
embargo tenían un perro con bozal , un sujeto armado que bajo de una moto y
otro parado de manos cruzadas con una mirada matonesca. Y un tipo que hace
llamar fiscalizador porque tenía un chaleco que lo decía. La intervención seguía
, no soportaba ver que los chicos que
trataban de explicar razonablemente lo que hacían , no eran comprendidos , todo
lo contrario eran mutilados por la rigidez de unos tipos que solo sabian
obedecer órdenes y disposiciones municipales que nadie sabe. Me toca intervenir,
no soportaba que un tipo me este dando la espalda con un chaleco ridículo que
dice FISCALIZADOR, y que sean tan abusivos con aquellos jóvenes que solo tocan música,
“No Bulla” , lo primero que digo fue los siguiente : Vengo aquí cada noche , y
es la primera vez que veo algo así , siempre los músicos se reúnen aquí para
tocar. Esto es un abuso, dejen a los chicos en paz, por favor en donde estamos,
no sean tan ignorantes. Quizás me excedí con la palabra final pero el ver como
llamaba a los refuerzos para sacar a los
chicos, por no querer moverse me dio mucha cólera, rabia.
No entendía porque a
la gente con algún don para la música sufría una injusticia de esas autoridades
careciente de criterio y razón. Al ver que mi palabras no fueron escuchadas, me
levante de la banca y subí el tono de la
voz denunciando lo que estaban haciendo. Uno de ellos, me dicen nos está
faltando el respeto, Óigame un momento , ustedes empezaron a faltarles a ellos –
dije—El tipo me mira y se da vuelta y empieza a llamar mas refuerzos , no sé
para qué , entonces seguía argumentando su falta tino de ineficiencia de lo que
estaban haciendo : Hay violadores , ladrones , por la calles y ustedes aquí perdiendo
el tiempo con jóvenes músicos.¿ Es eso lo que pasa en Barranco?, ósea no puede
leer , cantar ni pensar esta prohibido en Barranco –dije-- en tono alto. De
pronto una señora se mete empieza opinar, y el ridículo de aquella escena se
empieza notar por los que pasan que ya
saben que ahí se puede escuchar música al aire libre. Uno de las bestias
uniformadas dice, “Lo que pasa es que los otros tienen una autorización”. Eso
es lo mas soez que escuchado de un rumiante que solo obedece ordenes, no piensan,
no tiene criterio seguro que deben ser seguidores de Maduro. Cogí mi libro de
la banca y dije, “entonces aquí no se
puede leer , no se puede pensar , no se pude hacer nada en Barranco” , hay
cosas más importantes que resolver y ustedes acá gastando energía y tiempo. Lo que pasa que nadie tiene
los cojones para decírselos, yo viví en barranco durante de 10 años y el país esta así por gente como ustedes, por
gente de mierda como ustedes. Aquello lo grite a viva voz, unos se
sonrieron otros me quedaron mirando,
agarre mis cosas y me marche, lleno de rabia. Fui tomar el bus, pues tenía que
hacer algo importante, espere el bus, estaba de lleno como de costumbre, me
acorde en todo el camino de un amigo que quise mucho y se paso luchando por
cambiar algo este país. Una de las cosas que más recuerdo del era la siguiente:
Una vez me dijeron, no reniegues, no te quejes, las cosas van cambiar. Llevo así
muchos años con esa falsa promesa de cambio, esta mierda tiene que parar de
alguna manera y lo mejor es denunciarlo. Su nombre era Julio Polar, un luchador,
un hombre que buscaba el cambio. Julito
como haces falta ahora en estos momentos, una opinión acertada y una crítica
corrosiva tuya, con el sentido de humor que tenías valdría más que escuchar
aquellas falsas promesas de cambio.
Yo todo lo que prometo lo cumplo: Esto va para el municipio de
Barranco “No vuelvo a pisar el parque de
Barranco” hasta que reivindique la libertad del artista.
Iz.
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